miércoles, 27 de noviembre de 2013

Las armas importantes de la segunda guerra mundial

La Segunda Guerra Mundial ha sido el mayor conflicto bélico que ha vivido la humanidad hasta la fecha. Dejando un saldo de millones de víctimas, en su mayoría civiles, y gran parte de las más antiguas ciudades del mundo demolidas en escombros, el enorme poder arrasador del conflicto radicó en el desarrollo de novedosas y mortíferas armas. Algunas de las tecnologías generadas en el furor del combate fueron reconvertidas luego en nuevas formas de transporte o energía. En otros casos, lo más inteligente fue mantener inactivo su terrible poder de destrucción.

Los Panzers

La Segunda Guerra Mundial fue conocida por las tácticas de Blitzkrieg o “guerra relámpago”. A diferencia de los estáticos conflictos anteriores, que se estancaban en combates de trincheras o en lentos desplazamientos a pie o a caballo, la guerra relámpago integraba los motores a combustión no solo como forma de agilitar el desplazamiento de tropas sino como una táctica de ataque completamente revolucionaria. Los tanques gozaban de independencia de los ejércitos y se movían bajo el apoyo aéreo de los bombarderos Stuka. Sin ser de los modelos de tanque más utilitarios, los Panzers significaron ante todo un concepto nuevo de movilidad y dinámica que tomó a todos por sorpresa.

El Spitfire

La célebre frase de Winston Churchill “nunca en la historia del conflicto humano tantos debieron tanto a tan pocos” hacía referencia a la heroica defensa que la Real Fuerza Aérea hizo de las Islas Británicas en el momento más difícil de la guerra. Enfrentando una enorme diferencia numérica con respecto a la aviación alemana, el Spitfire jugó un rol fundamental para inclinar la balanza a favor de los defensores. Mucho de lo que se le debía entonces a los valientes pilotos, se le debía a también este maravilloso aparato dotado de un motor Roll-Royce.

El tanque soviético T 34

Si los tanques Panzer fueron el emblema de la guerra mecanizada que sorprendió a Europa en 1939, el modelo T-34 de los soviéticos fue el gran responsable de invertir el curso de la guerra. Eficiente y mucho más fácil de construir que los complejos diseños germanos, este tanque tuvo su momento épico en la batalla de Kursk (la mayor confrontación de tanques de la historia) y expulsó a las fuerzas invasoras del interior de Rusia y solo apagó sus motores recién cuando llegó al edificio del Parlamento alemán (Reichstag) en Berlín.


Las bombas voladoras V1 y V2

Estos misiles llegaron muy tarde para cambiar el curso de la guerra pero de todas maneras significaron enormes daños para las Islas Británicas. Suponían una tecnología tan avanzada para su época que de alguna forma pertenecían al futuro y no al contexto de la Segunda Guerra Mundial. Tanto es así que constituyeron el principal componente del arsenal por el que competían los bandos durante la guerra fría. En su diseño y potencia estuvo el acceso al espacio exterior y a la conquista de la Luna.

Los submarinos U-boot

La técnica de “manda de lobos” que introdujo el almirante Karl Dönitz permitió que estos submarinos hundieran millones de toneladas de los suministros que Estados Unidos intentaba hacer llegar al Reino Unido a través del Atlántico. Con una marina históricamente mucho más débil que la inglesa, los alemanes se las ingeniaron para dar batalla desde la profundidad del océano con estos aparatos que hicieron del acecho sigiloso su principal cualidad. Su destino quedó sellado a partir de un brillante inventó inglés que los convirtió en blancos fácilmente ubicables: el sonar.


Los bombarderos B 29

La tecnología y los avances científicos han hecho que los modernos aviones de las potencias militares sean prácticamente invulnerables a las defensas antiaéreas terrestres o a otros aviones menos desarrollados. El B-29, sin embargo, con sus torretas y ametralladoras que le daban un aspecto de fortaleza medieval, fueron un ejemplo de cómo las batallas aéreas de la Segunda Guerra fueron una cuestión prácticamente de combate “cuerpo a cuerpo”. La terrible desolación que provocaron sus bombardeos, y el consecuente trauma que padeció toda una generación de alemanes, motivaron el inteligente ensayo “Sobre la historia natural de la destrucción”, del escritor W. G. Sebald.

Sturmgewehr 44, el primer fusil de asalto

Con un calibre menor al de los antiguos fusiles utilizados por el ejército alemán, sufrió el desprecio de los altos mandos que no se decidieron a utilizarlo masivamente. A diferencia de la visión de futuro que supuso la mecanización de las fuerzas terrestres, esta decisión implicó la pérdida de una ventaja considerable. La prueba de esto fue que el strumgehehr sirvió de modelo de inspiración para los fusiles de asalto que adoptaron casi la totalidad de los ejércitos luego de la Segunda Guerra Mundial, incluidos el M 16 norteamericano y el Kalashinov ruso.

Los portaaviones

Si bien durante la Primera Guerra Mundial ya se habían comenzado a utilizar pequeños buques que transportaban aviones, fue en el escenario bélico del Océano Pacífico que este tipo de arma demostró su enorme importancia para el desenlace de la Segunda Guerra Mundial. La mítica batalla de Midway entre las armadas japonesas y la norteamericana es un auténtico ejemplo de lo rápido que se descubrieron y desarrollaron las infinitas posibilidades de estas pistas de despegue flotantes que desplazaron para siempre a los antiguos cañoneros entre acorazados.

Mitsubishi A6M Zero

Este modelo de caza fue el más utilizado por el Imperio japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Si bien no era el más eficiente y pronto mostró sus desventajas en comparación a los diseños aliados a los que debía enfrentarse, su terrible fama se debe a que era el avión que utilizaban los pilotos Kamikazes en las incursiones suicidas que significaron tantos costos materiales y se cobraron tantas vidas humanas de las fuerzas navales aliadas.

Bombas atómicas

Estas destructivas bombas pusieron fin a la guerra pero sus efectos perduran hasta hoy en las enfermedades derivadas de la contaminación radioactiva. Lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki a mediados de agosto de 1945, se dice que lograron adelantar un par de años la rendición de las aguerridas fuerzas japonesas. El poder de estas tristemente célebres bombas es considerado insignificante en relación a la potencia del arsenal nuclear que hoy existe en el mundo. Afortunadamente, esto no ha sido demostrado en la práctica.



Guerra en el mar

En el caso de la guerra en el mar, los alemanes, como en la Primera Gran Guerra, hicieron uso intensivo de los submarinos, pero el éxito de sus U-Boote quedó aminorado por el empleo de las minas submarinas, cargas de profundidad y el agrupamiento de los buques aliados en convoyes fuertemente protegidos. Los enormes buques acorazados de superficie (el japonés Yamato fue el mayor de todos) poco pudieron hacer frente a los ataques de las aeronaves, procedentes bien de bases situadas en tierra firme, bien de buques preparados al tal efecto: los portaviones. En algunos escenarios como el del Pacífico la guerra se decidió por la acción de los mismos. La destrucción de los que poseía la marina japonesa en las batallas de Midway (1942) y Golfo de Leyte (1943) inclinaron la balanza a favor de Estados Unidos.

En una fase avanzada de la contienda aparecieron nuevas armas. Fue el caso de las bombas volantes V- y V-2, lanzadas por los alemanes sobre Londres desde el sur del canal de la Mancha. La capitulación de Japón se produjo tras serle arrojados los ingenios más destructivos de cuantos fueron empleados durante la contienda: las bombas nucleares que arrasaron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

La utilización de ingenios no estrictamente ofensivas como el radar, que detectaba y controlaba la evolución de aviones o naves, o la "Máquina Enigma", empleada por los alemanes para cifrar mensajes, da una idea de la complejidad y tecnificación alcanzados durante el conflicto.

Armas

La Segunda Guerra Mundial significó un gran cambio en la forma de combatir. Junto a las armas convencionales, empleadas en conflictos precedentes, surgieron otras nuevas. Aquellas que habían sido utilizadas anteriormente se adaptaron a novedosas formas de estrategia. Clip de vídeo
Si en la Primera Guerra Mundial las armas tuvieron fundamentalmente un carácter defensivo (ametralladora, minas, artillería pesada, etc.), útil en la lucha de trincheras, durante la Segunda Guerra Mundial adquirieron más importancia las de carácter ofensivo y móvil. El protagonismo correspondió básicamente al carro de combate y al avión.


Respecto a los tanques, utilizados con desigual éxito en la Gran Guerra, fueron dotados de cañones de mayor calibre, blindajes más gruesos y resistentes, así como de mejoras en la velocidad y autonomía. En este aspecto destacaron los carros de combate alemanes (los panzer en sus diversos modelos), auténticos protagonistas durante la primera fase de la guerra (invasión de Polonia y Batalla de Francia). No le fueron a la zaga en calidad los carros de combate soviéticos, entre los que destacó el famoso T-34. Los aliados dispusieron, en general, carros menos sofisticados, pero algunos de ellos fueron empleados con gran éxito a lo largo de casi todo el conflicto; fue el caso, por ejemplo, del Sherman estadounidense

La aviación jugó un papel esencial durante la contienda, ya fuese utilizada en misiones de bombardeo, o de apoyo a los carros de combate. Abandonó la exclusiva misión de reconocimiento para convertirse en un arma ofensiva. Sirvió para trasladar unidades aerotransportadas (paracaidistas) y, en formaciones cerradas, tuvo la misión de destruir objetivos militares y civiles. En 1939 la Luftwaffe alemana disponía de 4.800 aparatos de guerra, de los cuales 1670 eran bombarderos. Momentos cruciales de la guerra se decidieron en el aire, como ocurrió en la Batalla de Inglaterra (julio-octubre de 1940). Algunos aparatos alcanzaron gran prestigio, como el Stuka alemán o el Spitfire británico.

Otras armas empleadas en el conflicto (ametralladoras antiaéreas, minas anticarro, etc.) estuvieron, en cierto sentido, destinadas a contener el poder destructivo de los tanques y aviones.